Un alguien sin tridente abrió mis ojos
me hizo conocer el mar, la luna
entró a mi cuerpo desde sus caderas
se hundió en mi alma desde su cintura
Yo no nací en un barrio con geranios
ni en una casa abierta a un campo arado
mi soledad de niño estuvo siempre
rodeada de sonidos y de asfalto
No hubo personajes de leyenda
sí amigos nada más doblar la esquina
Los Otros fueron una masa informe
ocultos tras sus ropas de fajina
Sentado en una mesa me recuerdo
rodeado de papel y lapiceras
las siestas, que eran largas, las gastaba
soñando con un alma compañera
Jugaba con mi sombra en los rincones
charlaba con mi doble en los espejos
luchaba por llegar a esas alturas
que por entonces me quedaban lejos
Miraba, desde atrás de los cristales,
la calle, que encontraba como al mundo:
lejana, muy variable, ajena y ancha;
un escenario torvo con actores mudos
Un ángel al final rompió los sellos
y entraste tú con tu sapiencia oscura
a revelarme historias ignoradas
a dejar huella sobre la arcilla húmeda
Un alguien sin tridente abrió mis ojos
me hizo conocer el mar, la luna
entró a mi cuerpo desde sus caderas
se hundió en mi alma desde su cintura
dante
bertini, barcelona
marzo
de 1998
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