Sunday, March 22, 2015

quise, quiero, quisiera

Como querer,
quisiera ser la mujer rubia con pinta de extranjera
que espera a la puerta de un hotel vestida en negro fiesta 
con sandalias de tacones altísimos, el pelo recogido en trenza
y una apenas disimulada esperanza en su mirada clara

quisiera ser el niño que se alegra porque ha logrado empatar
en algún estúpido juego de mesa
y al mismo tiempo ser su compañero de gafas 
quien, sin ninguna piedad y con maliciosa alevosía
hubiera preferido terminar como ganador absoluto del enfrentamiento

quisiera ser una de esas dos amigas perfumadas que se llevan del brazo
por la calle Aribau mientras ríen a carcajadas de algún chiste tonto
o las que todavía esperan su llegada en la mesa de un bar
bebiendo a sorbos ansiedad con hielo frente a la tardanza de las retrasadas

quisiera ser el botones moreno del hotel que hay al lado de mi casa
todo él terso, medido, abotonado
y para el que bondad y simpatía son virtudes compatibles
con la hospitalaria discreción y la silenciosa eficacia


quisiera ser el dueño de algún perro feliz, y también, 
por qué no, ser el perro que ríe y colea a su lado


quisiera ser el adolescente enamorado del amigo 
que sin querer lo ha enamorado
y ser el al mismo tiempo el inocente seductor  
que lo ata sin delatar deseos a su invisible carro


Quisiera ser el mirlo que desafía mi vértigo desde el borde de una cornisa 
para un segundo después burlarse de mis aprensiones 
balanceándose al ritmo de su pequeño corazón 
sobre una erizada hoja de palmera 
y mientras lo imagino mensajero de tu alma lejana
quisiera ser el árbol, la cornisa, el pájaro,
sus juegos alados o cualquier otra cosa ligera, aérea, muy volátil
que se pose a tu lado.


quisiera serlo todo, todo, todo,
todo y cualquier cosa
menos este desesperanzado ser
atormentado, triste,
taciturno, sombrío, 
que no puede olvidarte


julio de 2012, BCN

Demonio sin tridente


Un alguien sin tridente abrió mis ojos

me hizo conocer el mar, la luna

entró a mi cuerpo desde sus caderas

se hundió en mi alma desde su cintura

Yo no nací en un barrio con geranios

ni en una casa abierta a un campo arado

mi soledad de niño estuvo siempre

rodeada de sonidos y de asfalto

No hubo personajes de leyenda

sí amigos nada más doblar la esquina

Los Otros fueron una masa informe

ocultos tras sus ropas de fajina

Sentado en una mesa me recuerdo

rodeado de papel y lapiceras

las siestas, que eran largas, las gastaba

soñando con un alma compañera

Jugaba con mi sombra en los rincones

charlaba con mi doble en los espejos

luchaba por llegar a esas alturas

que por entonces me quedaban lejos

Miraba, desde atrás de los cristales,

la calle, que encontraba como al mundo:

lejana, muy variable, ajena y ancha;

un escenario torvo con actores mudos

Un ángel al final rompió los sellos

y entraste tú con tu sapiencia oscura

a revelarme historias ignoradas

a dejar huella sobre la arcilla húmeda

Un alguien sin tridente abrió mis ojos

me hizo conocer el mar, la luna

entró a mi cuerpo desde sus caderas

se hundió en mi alma desde su cintura

 

 

 

dante bertini, barcelona

marzo de 1998