Wednesday, October 22, 2008

tatuado

A veces me pregunto sobre la hondura de mi superficialidad:
siempre quejándome de lo que no me gusta
siempre señalando esa presunta belleza verdadera
escondida tras el disfraz fortuito de la carne;
el verdadero rostro de la creación, evanescente, afantasmado.
Y ahora mismo, hoy y aquí,
muerto de hambre por una absurda dieta que me inflinjo, supongo,
ante la imposibilidad de gozar nada realmente satisfactorio,
algo que no necesite ser nombrado
y tampoco se encuentre con facilidad en los escaparates de las tiendas de moda,
hoy y aquí, aquí y ahora,
desde la distancia anómala que el corazón no entiende,
vuelvo a castigarme, herida sobre sangre,
abierta cicatriz sobre el tatuaje donde tenía tu nombre
por dos barras cruzado,
preguntándome si el interés que siento es solamente humano
y como tal perecedero, inútil, intrascendente y vano.

photo de Francesca Woodman

19 comments:

Gise =) said...

Las fotos de la Woodman las descubri en tu blog y realmente es muy buena...pero tus poemas me enacantan, reflejan tanta cotidianeidad, es como si de algo vano y normal algo qu ea la vista de los demas es algo casual, de cada dia...vos le sacaras tanto partido que lo convirtieras en algo necesario, algo magico...
Ya se fue???
Lo extrañas????
Besitos corazón!!!!!!

Єѕтnoм said...

Cuánta entraña a flor de piel.
Un beso.

Dante Bertini said...

gISE: extrañar? relativamente,
es difícil separar la costumbre de todo lo demás...como vos, hago dieta, tal vez para acostumbrarme a los nuevos tiempos...un besote

Dante Bertini said...

montse: muchas veces las palabras juegan por nosotros y salen sin dolor. un beso

pepa mas gisbert said...

Y a mi que este tatuaje en el alma me suena, sobre todo en su primera parte, a apatía, a tedio. Creo que a veces imagino demasiado y veo cosas que no estan, será mi particular manera de ahuyentar la desidia.

Un saludo

Inma said...

'el disfraz fortuito de la carne' tremenda expresión de lo perecedoras que son las pasiones que a menudo sufrimos, sobre todo las que no tienen respuesta o no llegan a colmarnos.
Parece que uno se muere de deseo, hasta que llega el día en que ni siquiera aquel nombre llega a producirnos ni una lágrima. Pero es más doloroso lo contrario como bien proyectas en este poema.. el recuerdo que castiga como un látigo abriendo viejas heridas.

Carlos Lucero said...

siempre es hoy y aquí...aunque querramos evadirnos...duele hoy y aquí...bueh, más para acá, más abajo, ahí, aquí...donde llegan las patadas

said...

heridas abiertas, que sangran silenciosamente...
mil besos

Dante Bertini said...

alma, inma, allá, enredada:
casi podría hacerse un poema con vuestros nombres...
gracias por leer.

La crisis atonta, entumece, quita ganas.

morgana said...

Inútil, perecedero y vano.
Acabas de definir una de las tantas aristas del amor o a mí me parece?
Me transferiste tu sufrir, tu dieta, tu todo.
Beso, M.

Velocet said...

Introspecciones necesarias...

vulcano said...

Cuerpo descubierto contra disfráz de la carne.
Hambre necesaria para no quejarme,
conmigo, contigo, para no herirme
Y sí me interesas como algo humano,
y sé que mientras dure no será vano.


besos de corazón de fuego dorado,

Vulcano.

Darth Tater said...

Retruenos!!!! ¿estás dolido? ¿te han lastimado? ¿o sólo es un estado de ánimo provocado por dieta+crisis+invierno?
De todos modos me gustó.

Un beso,

Dante Bertini said...

morgana,
velocet,
vulcano,
darth:
no suelo responder en este blog; no sé nunca qué decir frente a vuestras palabras, salvo gracias.

Beatriz said...

Las dietas a veces nos adelgazan el alma. Es increíble cómo conviertes en una buena poesía algo tan intrascendente (será por que soy delgada) como es quitarse unos kilos de encima

Malasombra said...

Salù poeta!

Anonymous said...

buen poema en prosa existencialista... ahora que estoy leyendo a j.e. Cirlot.
iluminaciones.

Dante Bertini said...

beatriz, no son fáciles las dietas para los que encuentran gusto en comer...


iluminaciones, malasombra: gracias, aunque me repito.

Rosa Cáceres said...

Este poema no puede ser una radiografía más certera de la absurda forma de vivir-de desperdiciar, más bien- la vida, según la dictadura solapada que sufre nuestra sociedad.
Recuerdo los versos de Dámaso Alonso en "Hijos de la ira" al leer los tuyos. Ese verso largo y angustiado, ese caminar contra corriente, ese diagnóstico feroz de la estulticia que nos acogota, consumidores estabulados en los grandes centros comerciales, perseguidores de figuras que se mueren -matándose de hambre- por emular las de modelos favorecidos por la técnica gráfica a ordenador...
Bien, bien, bien. Has puesto el dedo en la llaga.