Tuesday, December 07, 2010
tener no teniendo
tengo tu aliento a tres pasos de los míos y
me agito como si estuviera ahogándome
tengo tu piel, tus manos, tus caderas de
redondeada linea, tu nuca clara,
tu sinuosa forma de escalar
las torpes montañas cotidianas
cerca de mí, tan cerca
que la lejanía se vuelve milenaria
amor no basta para nombrar como me siento
el sexo es una palabra antigua
disolviéndose en los torrentes secos de tu espalda
la marea que provocas no es baja ni es ajena
se sube a la cabeza y me desmaya
todo un reino daría por uno solo de tus dedos
el esperanzador reino de los cielos por poseer tu alma
Foto de Van Vechten: retrato de Marlon Brando para el cásting de Un tranvía llamado deseo, 1948.
Sunday, October 31, 2010
eso en el Centro Cultural Borges
Obra del artista plástico Jorge Sarsale para la exposición La línea piensa en el Centro Cultural Borges de la calle Florida, en Buenos Aires.
Basándose en el poema eso de mi libro amorimás, Sarsale expondrá su instalación desde el día 18 de noviembre hasta mediados de diciembre.
Acabo de enterarme gracias a un email en el que el artista argentino me pide autorización para el uso del poema.
Encantado, por supuesto, le he dicho que sí.
eso
ese punto negro donde todo acaba
donde ya no vivo
ni sufro
ni canto
eso es el espanto.
Tuesday, October 12, 2010
en Madrid, con caballos y Carlos
El taxista tiene gorra, bigote,
gafas de cristal redondo con marco de metal
y una barba en forma de candado
que no sella su boca ni por un instante.
Lleva también una camiseta con textos en inglés
que no alcanzo a leer ni me interesan
y unas ganas irreprimibles de comunicarme que aquella
que estamos transitando, su ciudad,
es la mejor, la más maravillosa de todo el universo.
Lo es, no tengo duda alguna sobre su belleza mayestática,
imperial,
monárquica,
patria materna de todas sus bellísimas colonias,
pero además,
mientras atravesamos el soberbio Paseo de la Castellana,
me dice que casi todo lo admirable que admiramos
es obra de un señor Carlos Tercero
al que yo, pobre de mí, ni siquiera conozco.
Educado que soy, aunque no culto, inclino la cabeza
mientras de ella quito
en deferente gesto frente a aquel recuerdo magno,
el sombrero emplumado que no llevo ni he llevado nunca.
Agradezco, sin decir palabra, tanta ingente labor
al tercero de estos Carlos,
semejante buen gusto para el diseño urbano y
el amor demostrado por los árboles,
por el hierro y lo verde y lo sagrado,
mientras observo en silencio y sin temor alguno,
oculto bajo mi chaqueta, solapado,
cómo un buen puñado de estatuas muy ecuestres,
bronceadas o broncíneas,
saltan ágiles, rítmicas y musculadas, a mi paso.
Galopar no es lo mío, debo confesarlo,
pero lo haría muy contento en este mismo instante
arriba de esa cama que dejé sin desearlo
en la ahora lejana Santa María de los Buenos Aires.
Sin embargo, y aunque me pesa su recuerdo,
en su momento la abandoné sin más, mis estimados.
Fué por extrema y atontada cortesía,
por impura obligación de citas y de fechas,
por la más que bastarda y pura cobardía.
Sí, la dejé detras de mí,
y ahora que puedo hacerlo lo confieso:
aunque la dejé bien arropada y más que bien tendida,
quedó aburrida en su silenciosa soledad,
rígida y tiesa sobre sus cuatro patas,
terriblemente neta, pulcra y perfumada.
La dejé sin volver la vista atrás para mirarla,
no podía,
como si fuera un trasto, una quimera,
una ilusión perdida, una utopía descartada.
Y allí estará, supongo,
presa de cuatro paredes blancas sin ventanas,
artera y brutalmente abandonada.
Sin alguien para contarle historias con amantes
que se aman a gritos y a caricias,
con delicada torpeza, suavidad y ternura,
sin pedir, ni pedirse, permiso ni perdón,
amadamente amados.
"Aquí es, señor, llegamos",
me dice sin preaviso alguno el conductor de la gorra y el candado:
yo pago, como debe hacerse en estos casos, y después me bajo.
Madrid me espera
y tu recuerdo, vivo, me acompaña.
Ilustra un retrato promocional de Robert Downey Jr. de autor desconocido.
Wednesday, October 06, 2010
Saturday, October 02, 2010
Ocultas, muestras
Muestras, ocultas, ocultas, muestras.
No quedan posibilidades
¿o será que tú, vos,
no has encontrado ninguna otra válida?
Las preguntas tienen música machacona de fondo:
el ruido infernal de tus incertidumbres, la voz,
entre nasal y áspera, de tus paranoias y tus dudas.
Casi no puedes articular palabras
y al mismo tiempo no puedes dejar de anunciarlo.
El silencio es la muerte, la inacción, el no ser.
Tambaleándote en un terreno fronterizo, fangoso, inestable,
un terreno impertinente, siempre ajeno,
te preguntás si un paso atrás es un paso al vacío,
si un paso adelante es un salto al abismo.
Y lo llamas amor sembrando el paisaje de basura inconsciente
mientras el inconsciente siembra de basura el futuro posible.
Deberías hablar de tus recuerdos, ¿pero a quién le importan?
Deberías hablar de tus proyectos, pero no te atrevés a tanto.
¿Habrá suficiente tiempo, ilusión suficiente, suficientes ganas?
Palabras, palabras, palabras...
¿no tengo nada más que eso?
Tu perfil tiene la insostenible firmeza del deseo.
Mis caricias son un gesto asustado que no se atreve
a despojarse de sus miedos.
Ilustra: Dalí, Gala y una joven modelo. Foto de Paul Eluard.
Saturday, September 25, 2010
tu risa
Saturday, July 17, 2010
Mis muchachos de oro
Mis muchachos de oro juegan por los jardines
saltando entre las matas que cubren las aceras
desnudas del recuerdo.
Transitan los insomnios ocultando perfiles
de músculos erguidos y velos epidérmicos,
amnésicas marañas de risas ortopédicas
y muecas engoladas de un burgués esperpento.
Son sílfides y faunos y gárgolas y bestias.
Son retoños de árbol que escapan de mis manos
y humedades de musgo que me tiñen los dedos.
La arena de la playa los cubre de sollozos
y el viento del invierno los trenza en mil cadenas;
pesándome en las piernas, echándome las anclas,
rasgándome las velas.
ilustra: el modelo David Gandy en una foto
publicitaria de autor desconocido.
Friday, July 02, 2010
Ad nútum
Wednesday, May 19, 2010
20 de mayo
Wednesday, April 28, 2010
Presentación
Tuesday, March 30, 2010
al que escucha
Puedes oir mi voz
cuando desoyes mis palabras?
Puedo confiar en que me escuches?
Quisiera contarte la historia de mi vida
No es demasiado interesante, lo comprendo
sin embargo para mí lo fue vivirla
Tal vez no elegí algo mejor porque no hubo dos caminos
o me distraje en el momento menos oportuno
y perdí justo aquel que no debía
A veces no se ve aunque se quiera
A veces no se quiere por pura distracción
o por ceguera
Limpio los cristales de mis gafas
con el pañuelo que llevaba al cuello
Aclaro mi voz para intentar
una vez más, la última
hablar contigo
Es inútil
No puedo ni siquiera despedirme:
ya te has ido
fotografía de Albert Watson
Wednesday, March 24, 2010
EL DIA DESPUES
Wednesday, March 10, 2010
dos martes de marzo
Wednesday, February 10, 2010
Saturday, February 06, 2010
respuesta a una carta que llega desde lejos
febrero de 2010
(y son 16 de todos esos años sin pisar la Argentina...)
recibo tu carta en Barcelona cuando llego a casa cargado de verduras:
compras de sábado después del desayuno,
todo un ritual sabático en un café cercano
Recuerdo, por supuesto, la casa con perros
y la otra, materno-paternal, sobre la ruidosa Rivadavia
ciertamente señorial para estas épocas de poco señorío,
mi madre, sus empanadas primorosas y un chico de rulos,
rizos decimos por aquí,
que alguna vez me visitó a destiempo
conduciendo a todo tren su estructura celestial por aquellas
estaciones infernales de mis recién cumplidos treinta años,
conmigo totalmente inmerso en una locura que nadie de mi entorno detectaba
No puedo asegurar que seas vos, por entonces un albertito blanco, etéreo,
el que me escribe
pero si lo sos, y espero que no te ofendas por una confusión más
superpuesta a aquella época sembrada de hojas verde oscuro y confusiones varias,
de ensordecedor redoble de plumas no siempre angelicales,
si fueras vos, repito,
llevabas una marca en el cuerpo
que parecía el azote de un demonio ajeno a tu presencia,
guardián despistado de las llaves edénicas
Por allí había también una tasca cerrada
y un tasquito de ojos redondos que tenía en su casa
menos muebles que árboles,
más amantes que amistades
(y son 16 de todos esos años sin pisar la Argentina...)
recibo tu carta en Barcelona cuando llego a casa cargado de verduras:
compras de sábado después del desayuno,
todo un ritual sabático en un café cercano
Recuerdo, por supuesto, la casa con perros
y la otra, materno-paternal, sobre la ruidosa Rivadavia
ciertamente señorial para estas épocas de poco señorío,
mi madre, sus empanadas primorosas y un chico de rulos,
rizos decimos por aquí,
que alguna vez me visitó a destiempo
conduciendo a todo tren su estructura celestial por aquellas
estaciones infernales de mis recién cumplidos treinta años,
conmigo totalmente inmerso en una locura que nadie de mi entorno detectaba
No puedo asegurar que seas vos, por entonces un albertito blanco, etéreo,
el que me escribe
pero si lo sos, y espero que no te ofendas por una confusión más
superpuesta a aquella época sembrada de hojas verde oscuro y confusiones varias,
de ensordecedor redoble de plumas no siempre angelicales,
si fueras vos, repito,
llevabas una marca en el cuerpo
que parecía el azote de un demonio ajeno a tu presencia,
guardián despistado de las llaves edénicas
Por allí había también una tasca cerrada
y un tasquito de ojos redondos que tenía en su casa
menos muebles que árboles,
más amantes que amistades
Recuerdo a Claudio, por supuesto, y sus marinas varias
todas ellas de aguas desatadas y maneras bravas
sin embargo nadie, nunca, me habló
sobre mi olor salvaje
una marca del león que llevo en ascendente
una muesca del escorpio encerrado en mis genes desde el día que nací
un caluroso 9 de noviembre a las dos de la mañana
Seas o no seas vos el que recuerdo ahora
a tropezones con todos mis fantasmas
me alegra este reencuentro con un pasado que todavía no añoré lo suficiente
como para sentir la más que necia necesidad de olvidarlo.
fotografía de Pier Paolo Pasolini
fotografía de Pier Paolo Pasolini
Thursday, January 28, 2010
Sunday, January 10, 2010
si me olvido de tí (para J.)
si me olvido de tí
y tampoco recuerdo esas palabras dichas al oído
cuando quisiste que te amara e insistías una y otra vez
diciendo amor, amor, amor, te quiero, respóndeme
si me olvido de aquella tarde de lluvia persistente
con gotas como lagos
y el ruido inesperado de unos nudillos húmedos sobre la madera seca
si vaya a saber porqué viscosa razón de las neuronas
pudiera yo olvidarme de tus golpes en la puerta
de la sorpresa de tenerte frente a mí
con el pelo mojado y la cara sonriente
calado hasta los huesos, la carne estremecida
si algún día no recuerdo tu imagen recortada en un sillón enorme
(voraz bestia rosada intentando deglutirte sin razón alguna)
y el gesto entre incrédulo y asombrado de tu cara
mientras me preguntabas con gesto de gaviota
si pretendía ser feliz
llamándome con esa última palabra incomprensible
que por fantasía, alucinación o pura paranoia
traduje al castellano "idiota"
sin saber hasta hoy
si de verdad la felicidad te parecía una esperanza ilusa,
inalcanzable
la fantasía de un infradotado balbuceante
pretendiendo reinventarse el mundo
porque, soy sincero
y te lo digo ahora,
de haber tenido esa certeza
me hubiese atrevido a responderte
como hubiera, sin querer, querido
echándote a la calle,
lanzándote
desde mucho antes de incluírte en mi destino
hacia el espacio desolado de la desmemoria
lo que no ocurrió por fortuna aquella tarde
puede ocurrir mañana:
quizás un día como hoy ya no recuerde
los tontos desencuentros de las primeras citas
el río de palabras cubriendo con ternura ansiosa
la ausencia de erotismo
nuestros intentos desgraciados por lograrlo todo
nuestras insistencias para sumergir la creciente amistad
en aquella taza de té siempre caliente
al alcance de las manos frías
y nuestro sueño inquieto
en el minúsculo lecho donde uno no cabía y dos se rebalsaban
húmedos náufragos sin fuerzas en una isla demasiado estrecha
si acaso me olvidara del roce perceptible
bajo las sábanas bordadas con el torpe punto cruz
de los insomnios compartidos
y las sonrisas temerosas
si ya no recordara aquellos cuatro pies que fueron nuestros
y los dos cuerpos jóvenes jugándose a una carta sin oros
el improbable triunfo
si negara el valor de los sexos despiertos en medio de la noche
y nuestros placeres jóvenes soportando ese deseo
que la razonada sinrazón nos sugería
como un latido bifurcado y trémulo
como una loca brújula de bordes imantados
señalando al mismo tiempo el triunfo y la caída
el zénit y el ocaso
si acaso me olvidara de todo lo que fuimos
de todo lo que fuiste para mí
durante todos estos años transcurridos
por favor te lo ruego:
no olvides tú también
recuérdalo
aunque sólo sea
en nombre de aquello que
sin casi darnos cuenta
imperceptiblemente
(concentrados en la leve espesura de los días
sin pensar siquiera en la memoria casquivana)
habremos compartido
fotografía de René Maltête
y tampoco recuerdo esas palabras dichas al oído
cuando quisiste que te amara e insistías una y otra vez
diciendo amor, amor, amor, te quiero, respóndeme
si me olvido de aquella tarde de lluvia persistente
con gotas como lagos
y el ruido inesperado de unos nudillos húmedos sobre la madera seca
si vaya a saber porqué viscosa razón de las neuronas
pudiera yo olvidarme de tus golpes en la puerta
de la sorpresa de tenerte frente a mí
con el pelo mojado y la cara sonriente
calado hasta los huesos, la carne estremecida
si algún día no recuerdo tu imagen recortada en un sillón enorme
(voraz bestia rosada intentando deglutirte sin razón alguna)
y el gesto entre incrédulo y asombrado de tu cara
mientras me preguntabas con gesto de gaviota
si pretendía ser feliz
llamándome con esa última palabra incomprensible
que por fantasía, alucinación o pura paranoia
traduje al castellano "idiota"
sin saber hasta hoy
si de verdad la felicidad te parecía una esperanza ilusa,
inalcanzable
la fantasía de un infradotado balbuceante
pretendiendo reinventarse el mundo
porque, soy sincero
y te lo digo ahora,
de haber tenido esa certeza
me hubiese atrevido a responderte
como hubiera, sin querer, querido
echándote a la calle,
lanzándote
desde mucho antes de incluírte en mi destino
hacia el espacio desolado de la desmemoria
lo que no ocurrió por fortuna aquella tarde
puede ocurrir mañana:
quizás un día como hoy ya no recuerde
los tontos desencuentros de las primeras citas
el río de palabras cubriendo con ternura ansiosa
la ausencia de erotismo
nuestros intentos desgraciados por lograrlo todo
nuestras insistencias para sumergir la creciente amistad
en aquella taza de té siempre caliente
al alcance de las manos frías
y nuestro sueño inquieto
en el minúsculo lecho donde uno no cabía y dos se rebalsaban
húmedos náufragos sin fuerzas en una isla demasiado estrecha
si acaso me olvidara del roce perceptible
bajo las sábanas bordadas con el torpe punto cruz
de los insomnios compartidos
y las sonrisas temerosas
si ya no recordara aquellos cuatro pies que fueron nuestros
y los dos cuerpos jóvenes jugándose a una carta sin oros
el improbable triunfo
si negara el valor de los sexos despiertos en medio de la noche
y nuestros placeres jóvenes soportando ese deseo
que la razonada sinrazón nos sugería
como un latido bifurcado y trémulo
como una loca brújula de bordes imantados
señalando al mismo tiempo el triunfo y la caída
el zénit y el ocaso
si acaso me olvidara de todo lo que fuimos
de todo lo que fuiste para mí
durante todos estos años transcurridos
por favor te lo ruego:
no olvides tú también
recuérdalo
aunque sólo sea
en nombre de aquello que
sin casi darnos cuenta
imperceptiblemente
(concentrados en la leve espesura de los días
sin pensar siquiera en la memoria casquivana)
habremos compartido
fotografía de René Maltête
Saturday, January 02, 2010
El laberinto de Ariadna
Ariadna, laberinto, minotauro:
el enigma encerrado en tres palabras
el enigma encerrado en tres palabras
el día 8 de este mes, Encuentro con
http://www.ariadna-web.org/
grabado de Pablo Picasso
Posdata: todo fue bien, mejor de lo esperable. Un público atento y tan valiente como para desafiar al clima exterior, frío y húmedo, desapacible de una forma poco habitual por estos lugares. Dos horas o más de encuentro poético. Una verdadera gloria.
Gracias, laberínticos
grabado de Pablo Picasso
Posdata: todo fue bien, mejor de lo esperable. Un público atento y tan valiente como para desafiar al clima exterior, frío y húmedo, desapacible de una forma poco habitual por estos lugares. Dos horas o más de encuentro poético. Una verdadera gloria.
Gracias, laberínticos
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