Transitorio no existía como tal
creo que ni siquiera nos sonaba la palabra
Éramos inmortales
y así nos quedaríamos para siempre:
jóvenes, espléndidos, audaces, valerosos
¡Que viajen otros en ese tren de nombre extraño!
Nosotros nos quedaríamos donde estábamos
felices y contentos
Ni siquiera añoramos los placeres perdidos
de otras épocas
las pieles y los lujos
las comidas fastuosas con cubiertos de plata
y platos de porcelana china
con codornices y faisanes,
huevos de Fabergé
mesas de roble y pieles de astrakán rasado
Transitorio es como mucho una palabra
que refería a otra gente del pasado
No es nuestro problema
nos decíamos
no son nuestros deseos
no será nuestro calvario
Bien muertos están los muertos de la historia
ya fueran moros o cristianos
judíos o paganos
bien muertos están los unos y los otros
por jugarse la vida en el azar de los casinos
en las alcobas malolientes,
sin ventilación, de los palacios
en el rellano de las secretarías
en los miserables ministerios del pasado
(refugios transitorios de la precariedad
grutas del inconsciente inexplorado)
No éramos transitorios
no lo éramos
ni siquiera conocíamos la palabra
Jamás nos subiríamos a ese tren de nombre extraño
Senilidad era el nombre de una inmensa
cárcel con paredes de hielo
que escondía los huesos de millones de esclavos
Nos quedaremos aquí,
transitando sin quejas las calles asfixiantes de
nuestras ciudades
no somos transitorios
somos bellos y jóvenes
ágiles y majestuosos
sensibles y revolucionarios
Tenemos ideales
seremos inmortales
DANTE BERTINI,
Barcelona, abril 2020